El Parque Regional en Pinto: Flora y Fauna

El territorio donde se ubica el «Parque Regional de los cursos bajos de los ríos Jarama y Manzanares» se ha ido modificando a lo largo de muchos siglos de explotación humana. Las condiciones ambientales han cambiado de tal modo que son completamente diferentes a las que habría si no se hubiese producido tal explotación. Ha cambiado el suelo, la vegetación, la fauna… Se ha transformado el microclima y, por lo tanto, todo el ecosistema.

Antes de la intervención humana, había un ecosistema muy estable formado por un bosque con una especie vegetal dominante, la encina. La encina es el árbol característico de la serie de vegetación propia de la provincia corológica Castellano-maestrazgo-manchega. Tanto la comunidad animal como vegetal pertenecientes a este ecosistema cuentan con una alta diversidad de especies.

¿QUE NOS QUEDA EN PINTO DE ESTE BOSQUE PRIMITIVO DENTRO DEL PARQUE?

Podemos distinguir dos zonas claramente diferenciadas, teniendo en cuenta el relieve: el Arroyo Culebro, donde existe humedad edáfica, con agua proveniente del subsuelo; y el resto del territorio, que tan sólo cuenta con humedad climática, con agua proveniente de las precipitaciones.

El Arroyo Culebro es un afluente del Manzanares que ha sido tradicionalmente utilizado como receptor de aguas residuales, ahora canalizadas. Por esta razón, tanto la flora como la fauna se han visto gravemente afectadas. Donde podría haber abundancia de sauces, fresnos, álamos, olmos… nos queda como especie vegetal dominante el carrizo que crece en masas muy densas formando una barrera protectora dentro del agua. Asociadas al carrizo puede haber enea y caña común. Algo más alejados del agua. pero todavía en zona húmeda hay juncos churreros asentados en pequeñas praderas. También son frecuentes las acederas.

Los carrizales realizan importantes funciones ecológicas: una de ellas es la sujeción del suelo, que evita la erosión del cauce. Otra, la colaboración en los procesos de autodepuración del arroyo. Tanto las raíces como los tallos de los carrizos filtran el agua y eliminan materia orgánica. El efecto barrera de la masa de carrizo proporciona un refugio ideal para muchas aves. Algunas son exclusivamente acuáticas, como la focha común, la polla de agua, el ánade real, el porrón, etc .Otras, como la golondrina, el avión común, el vencejo, el gorrión, la lavandera, el carricero, el escribano montesino, el ruiseñor, o el estornino, sólo utilizan el carrizal para anidar, descansar, dormir o simplemente para alimentarse. Hace tan sólo unos años, había cigüeñuelas en una laguna del Culebro, pero las obras de Mercagetafe les han impedido seguir en la zona.

Esta diversidad de avifauna no va acompañada por una heterogeneidad similar en otros grupos animales. Han desaparecido los peces y quedan pocos reptiles, anfibios y mamíferos.

La amplia zona del parque que sólo cuenta con humedad climática, la que proviene exclusivamente de las precipitaciones, conforma un paisaje estepario de origen artificial dedicado, en su mayor parte, al cultivo cerealístico. Este paisaje estepario característico se ve salpicado por numerosos olivares con ejemplares centenarios, junto a los cuales crecen otros más jóvenes.

Una prueba de que este paisaje estepario ha sido producto de una actividad humana es que el único grupo animal realmente adaptado a este nuevo ecosistema es el de las aves. Las aves típicas de estos medios son de colores pardos, que les ayudan a camuflarse; se suelen alimentar de granos y de los insectos que encuentran entre los cultivos controlando así las tan temidas plagas. Todas ellas están adaptadas para moverse con ligereza en el suelo y nidifican directamente sobre él.

Entre estas aves podemos citar la cogujada común, la alondra, la bisbita común, la codorniz, la perdiz roja, el alcaraván, el sisón y, cómo no, una de las aves más amenazadas actualmente en nuestro país: la avutarda, ave a la que dedicamos varios artículos en este boletín, dada su importancia.

Esos olivos centenarios que antes mencionábamos, en algunas ocasiones, aparecen acompañados de almendros, que también presentan formaciones propias, aunque mucho más escasas. Algunos almendrales están abandonados, tal vez a causa de los estragos producidos por las heladas tardías, que no permiten asegurar cosechas rentables. Tampoco parece muy rentable el cultivo de la vid ya que, en la zona del parque, tan sólo quedan dos parcelas donde aún se sigue cultivando , Hasta hace pocas décadas ha sido un cultivo tradicional y nos parece triste que esto ocurra en Pinto, conocido en el pasado por la calidad de sus vinos.

Dentro del Parque, aparecen islotes no cultivados en los que pueden verse restos muy degradados del bosque mediterráneo. Conservamos escasísimos ejemplares de encina en el cerro Cabeza Fuerte y en el paraje de los Hornos, formando, en ambos casos, dos masas apretadas, como defendiéndose de la constante agresión humana. Compañera de fatigas de la encina suele ser la coscoja. En Pinto, sin embargo, se ve aislada, y relegada a refugio de cazadores cómodos, muy cerca del parque, en la ladera sur del cerro Pereda, donde florece y fructifica con generosa abundancia.

En cualquier zona del Parque, y en cualquier época del año, podemos admirar a la retama común o retama de bolas. Esta especie se ve a menudo maltratada, tal vez porque se desconoce que, como buena leguminosa, fija el nitrógeno atmosférico en el suelo enriqueciendo así de forma natural el empobrecido suelo de Pinto.

Al igual que la coscoja y la encina, la aulaga o aliaga, necesita ser protegida debido a su escasez en la zona. Además, se trata también de una leguminosa, como la retama. Se asienta la aulaga en dos breves espacios en sendas laderas orientadas al norte, cercanas al cerro Cabeza Fuerte.

En los suelos escasos, pedregosos y muy calizos de cerros, laderas y linderos de los caminos abundan el lino blanco y el tomillo.

Diversas plantas herbáceas, que favorecen la sujeción del suelo, prosperan con las escasas lluvias. Así en primavera vemos florecer multitud de hierbas anuales, que en su mayoría son nitrófilas y ruderales (amapola, cardo, achicoria, malva, jaramago, vivorera, avena loca, cebada silvestre, margarita, orquídea…).Todas ellas están perfectamente adaptadas a nuestro clima.

Volviendo a la fauna., podemos ver sobrevolando el área del parque, algún ejemplar de cigüeña blanca. Se desplaza a buscar alimento al vertedero de Pinto, al arroyo Culebro o a los campos recién arados. Anida, dentro del casco urbano, sobre la torre de la iglesia Santo Domingo de Silos y en la chimenea de la fábrica de chocolate.

En cuanto a las rapaces, tan beneficiosas como injustamente perseguidas ya que controlan la población de roedores y topos, podemos citar entre las nocturnas a la enigmática lechuza, el mochuelo y, muy escaso, el búho real. De hábitos diurnos, el cernícalo vulgar el cernícalo primilla, el milano negro y el aguilucho cenizo, que anida en el suelo y las cosechadoras matan cada año a los polluelos ya que, al contrario que las aves esteparias, tardan varios meses en desarrollarse antes de poder alzar el vuelo.

Cada vez más abundante, la paloma bravía se desplaza por los campos de Pinto en bandadas. También abundan los estorninos. De forma aislada o en pequeños grupos, no resulta difícil ver palomas torcaces y tórtolas. A veces hemos visto algún alcaudón, en sus dos especies: alcaudón real y alcaudón común. El alcaudón es pájaro insectívoro y carnívoro que, para poder desgarrar a sus víctimas (saltamontes, langostas, pequeños pajarillos) las empala en los pinchos de los espinos o de las alambradas.

En el vertedero de Pinto se alimentan varias especies de gaviotas. En el otoño del año 1997 y la primavera de 1998, época de abundantes lluvias, hacían excursiones diarias a las lagunas de los Estragales, al sur de Pinto.

También hay que nombrar a la inconfundible abubilla y a la abundante urraca. Esta última, que prolifera debido a la escasez de enemigos naturales, puede verse con facilidad en pequeños grupos, en parejas o en solitario.

En nuestros campos, habitan también liebres, de las que se han hecho varias repoblaciones cerca de esta zona y en la actualidad en proceso de recuperación. Hay también conejos, aunque debido a la nueva enfermedad, neumonía hemorrágica vírica, junto con la mixomatosis, se ha visto diezmada su población de una forma alarmante.

Estos mamíferos tan comunes, junto con algunas especies de aves y reptiles, sirven de alimento a carnívoros tales como el zorro, cada vez más numeroso debido a la falta de competidores y enemigos naturales.

Por último, entre los reptiles destacan, por su importancia, la lagartija colilarga y la lagartija colirroja. El lagarto ocelado, antaño muy abundante, ha sufrido una disminución alarmante en los últimos años, por la destrucción de sus hábitats.

Entre los ofidios, destaca la culebra de escalera y menos frecuente, la culebra bastarda.

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